Me encanta escucharle el corazoncito. Cuando se queda dormido, me acerco despacito y pego mi cabeza a su espalda para poder escucharle el corazoncito, ese pequeño corazoncito que latía ya dentro de mi, y escuchar su respiración todavía agitada, que poco a poco va siendo más lenta. Y pienso en grabar a fuego ese momento en mi mente para poder recuperarlo siempre y recordar su latir rapido y su respiración y esa paz y su olor.
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